Que comenzase a ver esta serie, no fue sino el hecho de una enrevesada casualidad. Quizá hubiera terminado viéndola en algún momento, pero en mi caso sucedió de una forma peculiar que no hubiera imaginado. Todo comenzó unos años antes de que se crease esta serie, cuando mi primer verano que pasé en Cuenca los amigos decidimos ir al cine. Se emitían dos películas, la de Scooby Doo y otra que era una auténtica desconocida «Cosas que diría con solo mirarla«. Podíamos haber ido todos a una, pero por cuestiones del destino el corazón nos tiró a algunos hacia la sala de la película dramática en lugar de la diversión
Cuando todo comenzó, allá por 2008, ya dejé en mi blog las impresiones sobre el comienzo de la serie. Hoy, ocho años más tarde, toca despedirse con las impresiones finales.
COSAS QUE DIRÍA CON SÓLO MIRARLA
Al salir de la sala de cine, todos nos quedamos con la misma cara, como intentando expresar qué habíamos sentido con la película. Fue difícil de resumir, pero mi amiga Isa lo hizo estupendamente «he salido con el corazón así de grande«, frase que desde entonces utilizo habitualmente cuando tengo que expresar una emoción parecida.
Pasaron unos años, pero el nombre de Rodrigo García, que hizo posible aquella película ya para mí inolvidable, estuvo presente todo el tiempo. Como digo, puede que en algún momento hubiera terminado viendo En Terapia, pero el hecho de que comenzase a verla fue porque iba unida a su nombre. Deseaba encontrear de nuevo la esencia de las palabras, la magia en la pantalla, esta vez convertida en serie.
Las premisas eran sencillas, una sala, un terapeuta y varios pacientes que iban pasando día a día por la consulta. Basada en la serie israelí Be Tipul, Rodrigo García, Hagai Levi y todos los guionistas que le acompañaban, lograron convertir la adaptación en otra joya que aportaba algo novedoso a la televisión, sin acción, sin asesinos a los que encontrar con pistas, sin enrevesados misterios, tan sólo la sencillez de las palabras, la comunicación verbal y la no verbal.
AYUDA Y ACEPTACIÓN
Ese era su principal atractivo, sentarse a escuchar, sumergirse en una historia cotidiana cada día de la semana, intentar discernir el problema de cada paciente a través de sus gestos, de sus reacciones, de lo que cuentan. Sin querer y a través de las relacciones humanas, la primera temporada fue un auténtico cúmulo de situaciones inesperadas, con un doble trío sentimental y un dramático final para uno de los pacientes. Lo mejor es que no sólo éramos partícipes de lo que contaban los pacientes, sino que cada viernes el terapeuta Paul Weston acudía a su propia terapia con Gina, lo que nos permitía ver la otra cara del protagonista, con su parte débil al descubierto.
Aunque todos los pacientes eran especiales, no todos tenían el mismo peso argumental, siendo para mi gusto los personajes más fuertes los de la tercera y última temporada. Por desgracia y sobre todo en las dos últimas, algunas tramas no parecen tener un final cerrado, si bien se le puede dejar trabajo a la imaginación, que es lo que pretenden, pero quedan como vacíos y lagunas difíciles de rellenar. Otros por el contrario cierran magistralmente sus tramas como en el caso de Sunil o Jesee, que logran encontrar lo que estaban buscando, ayuda y aceptación, dos de las más duras y a la vez bonitas historias de la serie bajo mi punto de vista, sin desmerecer por supuesto a Laura y Alex y Oliver de la primera y segunda temporadas respectivamente.
EL CÍRCULO ININTERRUMPIDO DEL AMOR
El final de la serie invita a recordar a Laura de nuevo en el sofá, llorando y cogiendo un panueño de papel de la mesa en la consulta antes de que comiencen los créditos. No obstante dos años más tarde ahora es Paul el que está del otro lado en la consulta de Adele. Una forma redonda para finalizar, poniendo un punto y seguido para que cada cual piense lo que le gustaría que sucediese, pero digno y con la misma sencillez con la que se ha desarrollado la serie durante todo este tiempo, siempre sugiriendo a través de la comunicación.
https://www.youtube.com/watch?v=4aIwipamG-E
ALGO DISTINTO
Entre tantas comedias, dramas y ficción, En Terapia supone un oasis, un remanso de paz en el que respirar profundamente, sentarse y escuchar. Esto último no es fácil y quizá es lo que ha hecho que la serie no continuase después de su tercera temporada. Es maravilloso asistir a una conversación donde las palabras terminan derivando hacia la conciliación o la pelea dependiendo de lo que se expresa.
Hoy día la mayoría de gente no sabe escuchar y mucho menos aguantar delante de la tele algo más de 20 minutos sin que una muerte de un personaje o una explosión invadan la pantalla, pero esta serie demostró que se pueden hacer cosas diferentes que pueden tocarte aunque sea mínimamente el corazón, igual que en su día hizo aquella película que elegí por casualidad. Al fin y al cabo así es la vida.