Comencé a ver «Hora cero» sin saber nada acerca de la serie, ni argumento ni opiniones, simplemente con la premisa de sentarme en el sofá delante de la tele y disponerme a ser sorprendido o a aburrirme. A veces es lo mejor que se puede hacer, escapar del «hype», escapar de las promos y sobre todo escapar de las opiniones de la gente, que quieras o no pueden influir de alguna forma. Lo mejor es forjarse una opinión propia. Obviamente no pude escapar de ciertas informaciones, como que la serie de ABC había sido relegada, después de tres episodios, para ser emitida durante el verano debido a su baja audiencia que hizo que fuese cancelada. Por suerte, FOX España la emitió íntegra antes que en USA con los 13 episodios seguidos y sin interrupciones.
EN POCAS PALABRAS
Si tuviera que definir con pocas palabras lo que ha sido «Hora cero» ahora que ya la he finalizado, la definiría sobre todo como una serie de aventuras, aventura en su más amplio significado, con montones de viajes de aquí a allá, mapas del tesoro, localizaciones diversas, pistas, acertijos, traiciones y misterios. De haber continuado y haber tenido éxito, seguramente la trama podría haberse contado de una forma más pausada, aunque la cancelación precipitada no le sentó nada mal, sobre todo porque desde la mitad de la serie hasta el final de la misma, cada episodio es como una intensa película que no te puedes perder y en la que pasan montones de cosas interesantes.
Durante los primeros episodios, cierto es que algo no encaja bien. Los protagonistas y los actores que los interpretan no tienen la fuerza suficiente como para llamar la atención del espectador y convertirse cada uno en un ser al que adoremos. Al ser una serie de aventuras, se necesitaba a un protagonista de otro estilo, un Nathan Drake de los videojuegos, sin embargo nos encontramos con un personaje atípico, Hank, bastante desconocido para el público y que no tiene garra ni fuera suficiente como para atrapar. El resto del elenco tampoco ayuda, desde los dos colaboradores de la revista Skeptic, que pasan sin pena ni gloria por toda la serie y encima son unos sabelotodos demasiado inteligentes (al menos ella tiene un papel importante en los episodios finales), hasta la agente Riley del FBI, tan solo imprescindible por la historia de su marido. No todo es malo en cuanto a los personajes, se salvan de la quema algunos que podían haber dado mucho juego y que al final se les da la merecida importancia, como Vincent y la pérfida y malvada Melanie, que hace un trabajo excepcional.
En cuanto a la fotografía de la serie, es admirable el buen trabajo realizado, llevándonos de un país a otro y reflejando los diferentes ambientes de cada uno de ellos. También mención a los efectos especiales, que encajan perfectamente y no resultan ajenos a la acción, bastante naturales y muy abundantes. Lástima de algunas escenas como la final, donde chirría y estropea el conjunto global, el que los personajes parezcan sobreimpresionados y recortados. La banda sonora cumple con su objetivo, sin más pretensión que poner el punto de emoción a cada paso del argumento, eso sí, con un opening bastante definido y que hace que sepamos de qué serie se trata al instante.
UNA SERIE QUE TENÍA UN GRAN FUTURO
La precipitación para poner punto y final a la serie, trajo sus cosas buenas pero también malas, como la demasiado rápida resolución de los misterios y acertijos de la trama, que por contra, son de una magnitud sin precedentes y es de alabar. Hasta ahora sí se había utilizado de forma recurrente el tema del nazismo, cosa que esta serie aborda para contar parte de la historia, pero obviando eso, tratan un tema que nadie había hecho hasta ahora, y además con todas sus consecuencias hasta la escena ffinal incluída, el del apocalipsis bíblico y el engendro del nuevo Dios que pisará La Tierra, ahí queda eso. Y por si esto no fuera suficiente, toca otros temas que prefiero no desvelar para no restar enteros a quien piense verla en un futuro.
FINAL CERRADO PERO ABIERTO A INFINITAS POSIBILIDADES
Los últimos cinco episodios son de una envergadura asombrosa y sólo por ellos merece mucho la pena ver la serie. Ritmo trepidante que hace que cada episodio se pase con una rapidez sorprendente, personajes que no son lo que parecen ser, otros que cambian de bando maleando sus creencias, aventura en estado puro que hará que desees ver el siguiente con muchas ganas y un final apasionante en el que todo pude suceder. Y por si a alguien le quedan dudas de si es un final cerrado o abierto, digamos que es una mezcla de ambos, pues en las últimas declaraciones del protagonista, deja caer que hay otros misterios de la humanidad a los que habría que prestar atención de nuevo, como el triángulo de las Bermudas o la aparición de ovnis, una puerta abierta a otros misterios por si algún día alguien decide retomarla bajo otro punto de vista. Eso sí, la trama original queda totalmente cerrada, pero con una pequeña puerta al futuro. Digamos que… ¿imaginais el nacimiento de un nuevo Jesús en La Tierra y lo que esto daría de sí?
En definitiva y resumiendo, «Hora cero» es una serie que comienza con pequeños misterios con la premisa de durar varias temporadas, pero que ante su precipitada cancelación y para poder cerrar la trama, se precipita, creando una maravillosa serie de aventuras que no deja descanso alguno a la imaginación y a los sobresaltos. Personajes mediocres (los buenos) que contrastan con otros de gran carisma (los malos) y resolución de acertijos a escala mundial demasiado incoherentes y precipitados que crean una sensación de que existen demasiadas casualidades. Pero a pesar de sus pequeños fallos, deja un buen sabor de boca, e incluso con su final destapa la imaginación una vez más al espectador, haciéndole pensar en las infinitas posibilidades y lo maravilloso que sería que esta serie cayese en manos de alguien que supiera hacer de ella algo inolvidable.
No me gustaría acabar este análisis de la serie sin mencionar cada inicio de episodio, basado en el significado de los números de reloj del 1 al 12 y finalizando con el 0, el número que significa el principio, pero que también significa el fin, un apartado de la serie que uno espera con ganas y que dejan una pequeña píldora de reflexión.