No es por menospreciar al resto de series de SyFy, que algunas son realmente buenas, pero ver continuar sus andanzas a ‘Dark Matter‘ por ejemplo, cuando a ‘Defiance‘ le quedaba tanto por contar, con personajes que ya se habían convertido como de andar por casa y con razas, universos y tantas aventuras por delante, ver hoy el episodio final de la última temporada que tenía grabado, como venía haciendo cada sábado por la mañana, me da mucha lástima.
Ha sido un final bonito, con el arco como seña de identidad para la despedida y, cómo no, las fronteras de un espacio infinito lleno de posibilidades. Para los que aún no hayan visto la serie o a los que les queden algunos episodios por ver, pueden estar tranquilos porque la historia se cierra de la forma que merece, con una mezcla entre esperanza y nostalgia que hace honor a los finales que todas las series de ciencia ficción deberían tener, evocadores.
‘D’ DE DUALIDAD
Una de las principales señas de identidad de ‘Defiance‘ han sido siempre sus personajes. Como pilares principales, Nolan e Irisa van evolucionando en una extraña relación padre e hija impuesta por el caos debido al propio mundo en guerra por la invasión. A veces amor fraternal, otras profundo odio, o más bien rencor, ambos protagonizan lo fundamental de la historia, la convivencia entre razas muy diferentes que de repente se ven obligadas a convivir en una aparente armonía, que a veces existe como tal y otras es fingida.
Su relación se extiende al resto de los habitantes del poblado de Defiance, con sus diferencias culturales, una población siempre presidida por el gran arco de San Luis, que da el pistoletazo de salida a cada episodio en una cabecera cambiante que ya avanza en qué periodo estacional o fase del día se van a desarrollar las tramas. Un arco que en la última temporada tendrá también su propio minuto de gloria.
Personajes muy bien definidos, interesantes, pero a la vez misteriosos, que te dejan con la sensación de conocerlos bien pero no del todo, como si cuando menos lo esperases pudieran darte la razón o decepcionarte a partes iguales. Incluso el propio protagonista no se salva de esto, con pequeñas acciones que nos hacen comprender que hay una parte de ellos que desconocemos. Por suerte esa pequeña parte tiene su explicación más adelante, cuando a través de contados y magistrales flashback viajamos a un tiempo anterior y entonces comprendemos a qué se deben las decisiones que toman o el por qué de sus acciones.
Sin la familia Tarr la serie no hubiera sido la misma. La relación entre Datak y Stahma, basada en hacerse daño mutuamente sin parar, logra mantenernos siempre en vilo, y ya no sólo por cómo actúan entre ellos, sino con el resto de habitantes. A veces villanos, otras compañeros de fatigas, es una raza complicada de entender y mucho más difícil de explicar con pocas palabras. Digamos que a medida que vas viendo los episodios terminas comprendiendo que son así y que puedes esperar cualquier cosa de ellos, tanto buena como mala.
Hasta al que pudiera parecer el más puro de los personajes, han conseguido darle ese pequeño toque de distinción entre personas, añadiendo una pizca de maldad, dentro de un mundo que requiere de la supervivencia de uno mismo y de aquellos a los que quiere. Esa dualidad está siempre presente en la serie y por ese motivo ningún personaje decepciona en absoluto, lo que hace que la serie pueda ser recordada más por sus relaciones que por las aventuras que corren.
TRAICIONES DE UN MUNDO EN GUERRA
Que no son pocas por cierto. Desde envenenamientos y traiciones, hasta muertes en extrañas circunstancias en episodios donde se investiga cual Jessica Fletcher, sí que hay que hacer mención especial a todos los arcos argumentales de todas y cada una de sus temporadas, que llegan en su estado álgido a una última donde todo se precipita con un ataque final a La Tierra por los Omec que, aunque se queda algo corto para lo que se esperaba, sobre todo al ver una nave con centenares de carroñeros a bordo que al final no tienen el protagonismo esperado, sí sabe resolverse lanzando un mensaje más alentador y de esperanza que de destrucción.
El viaje de ‘Defiance‘ ha sido un viaje agradable pero que se nos queda corto. Ha sido una serie que hemos aprendido a querer poco a poco y ahora que estaba en su mejor momento desaparece, dejando un sabor dulce pero con ganas de más. Para los que quieran revivir o continuar sus andanzas al menos queda el videojuego, que todavía conserva sus servidores online abiertos. Lo mejor de estas historias de ficción es que nunca terminan de morir del todo y quizá en un futuro alguien la rescate con nuevos personajes y quién sabe si también personajes del pasado. Porque siempre queda una última aventura.
