Un año después de su estreno y ya con una recién iniciada nueva temporada con otra confirmada, antes de asistir a la elevación de la nueva Suprema en «American Horror Story» me dispuse a ver «Bates Motel». La tenía grabada con sus 10 episodios completos de la emisión original doblada en TNT HD, pero al ponerme a ver el primero de ellos parece que el horario no se cumplió a rajatabla y me faltaban 6 minutos, así que tocó ver el principio en el ordenador antes de trasladarme al 5.1 y pantala de 55 pulgadas del salón para disfrutarla plenamente.
Hay series impresionantes que no se necesita ver con un gran sonido ni una gran calidad de imagen, ya me pasó con «Perdidos» y otras muchas que vi en una pantalla de tubo de 14 pulgadas y ayer volvió a ocurrir con «Bates Motel», un piloto que consiguió atraparme desde el primer momento, con una fatídica escena que dio comienzo al origen del mal, pues la serie es una especie de flashback, un salto en el tiempo antes de los acontecimientos de la película Psicosis que se toma algunas maravillosas licencias para contarnos el por qué Norman Bates llegó a ser el psicópata que fue.
Entre el reparto de los creadores de la serie se encuentra un renovado Carlton Cuse, que después de su retiro tras el final de Lost, regresa para volver a hacer un producto magistral que conserva mucho de su mano y firma. Él sabe que las grandes series deben estar llenas de pequeños detalles y misterios que creen en el espectador un ambiente de inseguridad, de tensión e intriga y a la vez que mantengan alimentada nuestra mente intentando imaginar y dar sentido a lo que vemos como si uniésemos las piezas de un gran puzle. Es impresionante la imagen de Norman Bates cerrando los ojos y abriéndolos cuando por primera vez tiene ante su persona la mansión y el preludio al opening, subiendo las maletas por la cuesta de escaleras con la mansión de fondo en la oscura noche.
No puedo evitar poner una comparativa en vídeo utilizando como referente la genial película de Hitchcock de 1960. Nada menos que 54 años han pasado y qué bien están recreados cada detalle del motel y de la mansión, un trabajo sobresaliente.
El ambiente de la serie es el de un auténtico thriller emocional que se ve estupendamente recompensado con un casting insuperable. El maravilloso y bordado papel de Vera Farmiga interpretando a Norma como la madre sobreprotectora de su hijo, la gran instigadora del mal que está por llegar. Cuando uno la mira, no puede evitar hacer cábalas sobre qué ha ocurrido en su vida anteriormente para que se comporte de esa manera. Una relación madre e hijo en la que él intenta escapar pero en la que ella emplea unas viejas armas para tenerle a su lado y que no escape. La tensión y la maldad no tardan en llegar con una tensa escena que acaba en una prodigiosa imagen de Norma ante su hijo con la cara ensangrentada y una posterior situación absolutamente genuína e intrigante en la que nos hacen partícipes de la tensión que se masca en el ambiente con Nestor Carbonell (nuestro querido Richard Alpert) en el papel del sheriff Alex Romero.
Es bueno terminar de ver un capítulo y que te entren ganas de aplaudir de lo bueno que es, pero aún mejor es que te des cuenta de ello mientras lo estás viendo. Las sensaciones que me deja el piloto de la serie son aquellas que ya sentí cuando veía «Perdidos», «Mujeres Desesperadas» o «Dexter», tres de mis series preferidas de todos los tiempos. Y «Bates Motel» se acaba de meter directo a ese top de series que se deben ver sí o sí. Por sus carismáticos personajes con los que uno tiene la sensación de que conoce desde hace mucho tiempo, por la calidad en cada una de las escenas que hace que el tiempo pase volando y te entre esa pena de que no dure más. Y por supuesto, viniendo de quien viene, esos cliffhanger finales que hacen que te quedes enganchado y tu cabeza no pare de dar vueltas hasta el siguiente. Vaya pedazo serie tenemos entre manos! Casi rozando la excelencia.