Grabé varias películas animadas del tirón en el disco duro del iPlus y ese día después de comer me dije «voy a ver de qué va esta». Si la regla de todo buen guionista es que una película debe engancharte al menos antes de los 10 primeros minutos, tiempo tras el cual se estima que, si quien lo ve no le ha enganchado, ya difícilmente lo hará, el creador de este film, a la vez director y productor, Signe Baumane, se apresuró haciéndolo antes de tiempo. Apenas un par de minutos bastaron para quedarme prendado con estas palabras.
«Un día nublado de finales de abril de 1949, un cazador que pasaba cerca de casa de mis abuelos de camino a poner trampas para coger animales pequeños como liebres o conejos, vio a mi abuela Anna totalmente vestida dentro de un río poco profundo que había bajo la ladera de su casa. Por lo visto, parece ser que olvidó meterse piedras en los bolsillos de su chaqueta para poder ahogarse como es debido.
Ya han pasado muchos años de aquello y yo vivo en Nueva York ycreo que sé qué tipo de cuerda necesitaría si algún día decidiese ahorcarme. Sabría frotar la cuerda con una pastilla de jabón para que la fricción de las hebras separadas fuese mínima y el deslizamiento de la cuerda por el nudo corredizo que aprieta el lazo fuese rápido y tuviera éxito. Se me ocurriría desnudarme de cintura para abajo, porque he leído en algún sitio que un estrangulamiento brusco y violento hace que una persona se mee y se cague encima, porque los músculos del intestino se relajan.
No me gustaría que quien me encontrara ahorcada en mi habitación tuviera que limpiarme el pis y la mierda. Ya sería bastante duro para esa persona tener que presenciar mi cadáver, como para encima tener que limpiar algo tan asqueroso. Pero si lo pienso bien, si me desnudara antes de ahorcarme, la mierda y el pis acabarían en el suelo y eso tampoco sería nada agradable. Hay que ser considerado con los conciudadanos. Me pondría un pañal para adultos. Creo que es evidente que este es un tema sobre el que he estado pensando mucho.
Tengo muy claro qué es lo que hay que hacer exactamente y cuáles serían los obstáculos potenciales que me encontraría si quisiera resolverlo con éxito. De modo que, al escuchar la historia de mi abuela, dentro de un rio poco profundo, sin piedras en los bolsillos, me hizo pensar que ella sabía perfectamente lo que quería conseguir, pero sin embargo, no tenía un plan definido e inteligente«.
Una narrativa tan exquisita como un lenguaje soez y directo, que sin embargo no se produce más a lo largo de la película, pero que irremediablemente me conducen a ver más y más. Durante la casi hora y media, Piedras en los Bolsillos nos transporta a aquella época de los cuentos en la radio, esos que doy gracias por haber escuchado a principios de los años 80, aunque desapareciesen sin darme cuenta a medida que me hacía mayor. Es la voz de la protagonista la que nos conduce por toda una historia que comienza desde el principio, para poder entender este brusco comienzo y el por qué de sus pensamientos. Una narrativa constante y muy agradable que al final resulta tan familiar como leer un libro. Su voz termina de alguna forma supliendo a esa vocecita que hay dentro de cada uno cuando nos ponemos a leer un libro, cambiando de vez en cuando el tono y el ritmo para ponerse en la voz de alguno de los personajes.
Los dibujos son muy simples y de alguna forma están adecuados a lo que se pretende contar. No llegan a ser esbozos pero tampoco están muy elaborados, así como las animaciones, ya que más que animación podríamos hablar de sucesión de imágenes, porque la sensación es la misma que la de estar pasando las páginas de un libro, que es lo que pretende al fin y al cabo.
Piedras en los bolsillosEs una loca búsqueda de cordura. Un viaje al interior de la depresión con un retorcido sentido del humor. ‘Piedras en los bolsillos’ es, definitivamente, muy Xtra… y lo sabemos. ¿Te atreves con ella?
Posted by CANAL+ Xtra on Martes, 25 de agosto de 2015
Es fácil perderse entre tantos cambios temporales y personajes si no se está atento a la historia, incluso aquellos que parecen forzados para alargar la duración del film, al final terminan convirtiéndose en los más divertidos, pero a poco que se coja el ritmo de la narración, la historia es como un buen caramelo, una historia de generaciones pasadas y presentes con un guiño al futuro, una historia de la que cada cual puede sacar su propia moraleja, porque como buen cuento, no te dice cómo debes pensar o en qué, sino que te conduce por varios senderos en los que al final tú decides qué es lo que te ha enseñado.
Un cuento divertido con un enganche brutal pero que sin embargo no da muestras de vida en lo que queda de película, que sirve de gancho para atraparnos y asaltarnos con una gran historia que, de haber comenzado de otra forma, quizá no nos sentaríamos a escuchar y a la que no daríamos una oportunidad. Gustará a aquellos amantes de los cuentos, de los que gustan de sentarse cómodamente al lado de la ventana con un libro entre las manos y disfrutar de un buen rato de lectura.